Amar, si que lindo es amar, al estar enamorada inevitablemente se forman castillos de sueños que se construyen en el aire y están llenos de hermosas ilusiones, y quizá por la fantasía misma de la mujer, quisiéramos vivir en esa hermosa burbuja de cristal, que al final miro es tan frágil, porque en cualquier momento puede romperse en mil pedazos y e allí el corazón destrozado, lleno de congojas, afligido, sangrando por el dolor, y es que muchas veces al amar nos volvemos una incondicional del amor, y cegada lo damos todo por “amor” devaluando de esta manera nuestro propio valor, cediendo ante cualquier cosa que nos arrastre a continuar en nuestra burbuja de cristal, ¿Por qué? Quiero recordarme que el precio que tengo como mujer es invaluable; la ternura, las atenciones, la fidelidad, el respeto, la dignidad, el amor, la entrega incondicional, el compartir, el dar sin condiciones, estos son los valores que entrego, pero aun así no quiero ser una incondicional del amor, me niego a perder mis valores, a devaluarlos si no son respetados como tal.
