dulcemente acariciaste mi alma con tu tenue voz,
me senté a la orilla... a soñar en silencio...
Me salpico el murmullo de tu sonrisa...
se resbalo en todo mí ser las oleadas de quimeras dormidas,
y así como llegaste, se va escurriendo en mí tu presencia.
Hoy el mar me golpea duramente
rompe mi silencio... me tira
me recuerda que no hay promesas...
Y nuevamente en la orilla
dejo llorar mis emociones
la arena huele a desconsuelo
la playa se convierte en el sepulcro de mis sueños,
el agua borra los pasos que me acercaban a ti
ya no hay huellas...